Reseña sobre Los Viejos Soldados (incluye spoilers)
Los Viejos Soldados, la más reciente película de
Jorge Sanjinés, ha despertado una variedad de opiniones (algunas de ellas
encontradas) respecto a su temática, contenido o mensaje y, desde luego, a sus aspectos
netamente cinematográficos.
En primer lugar, la clave de interpretación del
trabajo de Sanjinés siempre ha sido el cine de contenido social, y parece que
varios críticos están dejando de lado esta característica fundamental o están
haciendo como si recién la estuvieran conociendo. Es decir, en las películas
del director boliviano siempre habrá un argumento sociopolítico y una
perspectiva sobre el país. Desde luego, todo argumento y perspectiva
sociopolítica conducirá al debate. Está bien debatir. Muchos podrán coincidir o
no con esa perspectiva. Pero no se le puede recriminar el hecho (de larga data)
de que existan argumentos de esa naturaleza en sus películas.
Comienzan los spoilers. Los Viejos Soldados tiene
como título y póster una referencia directa a la Guerra del Chaco, esto, por
supuesto, da la impresión de que toda la película girará en torno a ese evento
histórico y que pertenece al cine bélico. Sin embargo, todo el asunto de la
guerra corresponde solamente a un tercio de la película. Algunos podrían decir
que trata sobre una amistad que se forja en la guerra. Pero quizá más adecuado
sería decir que trata principalmente sobre los albores de la revolución del 52,
pues se asemeja más a unos capítulos de Historia de Bolivia de Herbert Klein que
habrían sido traspasados al cine (con todos los resúmenes que ello implica)
añadiendo un relato ficticio sobre una amistad entre un “campesino” y un
citadino, lo cual, permite digerir todos los eventos sociopolíticos que ocurren
alrededor.
Interpretación
política
Debe tomarse en cuenta que Los Viejos Soldados tenía
previsto su estreno, en el mejor de los casos, para 2019 y que la crisis
política de ese año, sumada la pandemia de 2020, retrasaron por completo su
calendario de producción. Tal información (proporcionada por los realizadores)
no es secundaria a momento de interpretar la película ya que en el contexto
sociopolítico previo a la crisis, desde la perspectiva gubernamental, se vivía
un clima político triunfalista: el MAS-IPSP era una fuerza política consolidada
que “sencillamente” debía superar el obstáculo de no ir a la segunda vuelta.
Nadie (ni gobierno ni oposición) podía predecir cómo iba a desembocar la crisis
política. Todo lo sucedido, junto a la pandemia, fue una sorpresa para todos.
Nadie adivinaría, por ejemplo, que para 2024 la hegemonía del MAS estaría fracturada
entre arcistas y evistas o, más importante aún, que con el estallido de la
crisis se habría cerrado definitivamente un ciclo. En consecuencia, el contexto
para el que fue planteado el filme ya no existe más. De ahí que se note la fuerte
disonancia entre el mensaje de la película con la nueva realidad política del
país.
Supongamos que no habría estallado la crisis
política y que nuevamente se habría consolidado el triunfo electoral del MAS
con Evo Morales a la cabeza, así, la película de Sanjinés (y su mensaje
romanticista conciliador) habría tenido completo sentido y congruencia con ese contexto
hipotético. Es decir, desde la lógica del ganador “democrático-participativo,
plurinacional, inclusivo, reivindicador, etc.” era razonable extender la mano
al adversario “conservador-reaccionario” para que de una vez por todas este
último se incorpore a la nueva realidad político-económica del país, como una
especie de acto de sanación social y que a través de la unidad de fuerzas pueda
construirse la sociedad futura, por ejemplo, dando cumplimiento a la Agenda
2025.
Por el contrario, las consecuencias de la crisis
política y la pandemia (habiéndose revelado los verdaderos rostros de gobierno
y oposición) conformaron un nuevo contexto sociopolítico (uno desencantado
tanto del Proceso de Cambio como del 21F y la revolución de las pititas) que se
encuentra impedido de albergar la visión de Sanjinés, por eso la película deja
una sensación de ser tardía, estar resfriada o, en todo caso, de estar
descontextualizada.
Aspectos cinematográficos
Son varios los méritos de la producción nacional: no
parece existir desprolijidades en cuanto al montaje o cambios abruptos de
escenas (quizá alguno muy al comienzo de la película, algún plano sobrante por
ser repetitivo o algún contrasentido en el ingreso o salida de personajes, pero
nada realmente notorio). Se puede destacar la musicalización de Cergio
Prudencio: sobria, coherente, nada rimbombante. El sonido en general es
estable. Es decir, si no se puede comentar mucho al respecto es porque hicieron
bien su trabajo.
La película, a nivel producción, puede dividirse en
dos bloques: 1) todo lo concerniente a la guerra y 2) todo lo que está fuera de
la guerra (la ciudad, la escuela, la comunidad, el distrito minero, etc.). Se
nota que los grandes desafíos fílmicos se presentaron en el primer bloque. En
cambio, en el segundo bloque, Sanjinés y su equipo demuestran el manejo y
control al que están acostumbrados.
El aspecto técnico más criticable es la ausencia en
lo absoluto de planos medios, primeros planos e incluso primerísimos primeros planos
cuando el desarrollo de la película así lo requería. Solo por dar un ejemplo,
en escenas del enamoramiento entre el excombatiente y la profesora de escuela
se nota la carencia de acercamientos a las expresiones faciales que denoten
tales emociones humanas. Lo propio sucede con el bloque de la guerra, hay
muchas escenas que demandaban los primeros planos de los personajes, los cuales
nunca llegan y el espectador se queda desorientado porque ya se ha pasado a
otra escena. Esa sensación de incompletitud se va acumulando y es “lamentable”
porque se ve que la producción tenía ahí listo para hacerlo (vestuario,
escenografía, actores profesionales, buena cámara, etc.), simplemente faltó
hacerlo. El problema con esta carencia no es menor ya que el resultado es tener
escenas muy largas, muy estáticas, y que para el ritmo visual al que está
acostumbrado el público en la actualidad resulta lento o incluso cansador.
Romanticismo:
un arte perdido
Pese a la disonancia mencionada, el mensaje
romanticista de la película puede ser visto como utópico, esperanzador o como
la búsqueda de la reconciliación de una sociedad fracturada y sumamente
polarizada pero que por el momento mantiene una tensa calma, hasta que la
memoria social a corto plazo termine de olvidar lo nefasto de 2019-2020 y se
vuelva a acumular suficiente materia para un nuevo estallido.
No obstante, Los Viejos Soldados cumple la función de dar un buen ejemplo, la reconciliación de la sociedad boliviana, por lo menos, ya existe en el cine.
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Escrito por *Javier García Bellota, enviado a la Escuela Crítica de Filosofía Política y publicado el 13/03/2024.
*Estudios en Filosofía, Derecho y Ciencia Política.
**Póster oficial de Los Viejos Soldados (2024).
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