"Abrirán las grandes alamedas". La responsabilidad ética por la justicia
Dos acontecimientos políticos harto significativos vislumbran un horizonte de esperanza en Chile – y en América Latina – en el tiempo reciente: la puesta en marcha de un proceso constituyente para la elaboración de una nueva Carta Magna, que sustituya la vigente establecida en 1980 bajo la dictadura de Augusto Pinochet, y la victoria contundente de Gabriel Boric en las elecciones presidenciales del pasado 19 de diciembre de 2021. Estos acontecimientos son una muestra clara de la consciencia de nuestros pueblos y su inclinación por la justicia. El horizonte utópico que orienta nuestro caminar se hace así más explícito.
No obstante, lo que aquí deseo evocar es una premisa fundamental. Un ejercicio de la memoria: la cuestión de la justicia. Y es que, dados los acontecimientos recientes, no podemos evitar rememorar un momento dramático y obscuro de la historia de Chile y, en general, de América Latina: el golpe de Estado de 1973.
En los momentos aciagos por los que atravesaba el pueblo chileno, cuando la barbarie fascista se cernía sobre el palacio de La Moneda, el presidente Salvador Allende oponía una resistencia heroica, consciente de la responsabilidad ética que implicaba el mandato delegado por el pueblo. Estados Unidos, mediante la CIA, en conjunción con la derecha fascista tomaban el poder por asalto, destruyendo así al gobierno legítimo del pueblo; aquel que había encarnado una utopía de esperanza emancipatoria, no solamente para Chile, sino para todos los pueblos de nuestra América.
El dictador Pinochet murió en la impunidad. Por eso, hoy, más que ayer, la memoria de las miles de víctimas nos convoca a congregarnos en la incansable lucha por la justicia; la ausencia insólita de los cientos de desaparecidos constituye una cuestión fundamental para el pensamiento ético.
En tal sentido, nos corresponde rememorar aquel proceso político inédito de 1970, con miras a la configuración de un nuevo horizonte de justicia en el contexto de Sudamérica. Porque la consciencia crítica, que hoy se forja desde la memoria de los pueblos, requiere de nuestra participación en tanto sujetos políticos y actores de la historia que deseamos escribir, así como de una voluntad constante en busca de la justicia.
En la memoria histórica de nuestros pueblos persiste indeleble el recuerdo del presidente Salvador Allende con la dignidad preclara de sus palabras: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.
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Escrito por Euclides Antonio Dueñas Averanga*, enviado a la Escuela Crítica de Filosofía Política y publicado el 30 de diciembre de 2021.
*Profesor y pensador boliviano. Estudió lingüística y
filosofía. Es además ensayista, autodidacta e investigador independiente.
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