Un sentido razonable de libertad en democracia

 

En su gran obra “El laberinto de la soledad”, Octavio Paz, sostiene que una “esperanza de comunidad” significa «un mundo en el que los hombres se reconozcan en los hombres y en donde el “principio de autoridad” – esto es: la fuerza, cualquiera que sea su origen y justificación – ceda el sitio a la libertad responsable […]*».

El insigne escritor advierte así el elemento ético insoslayable para la configuración de una comunidad, es decir, el reconocimiento de la humanidad del otro, así como la virtud de la libertad que consiste eminentemente en saberse responsable.

La esperanza de comunidad que propugna la idea de instaurar “un mundo en el que los hombres se reconozcan en los hombres” implicaría, en el lenguaje de los filósofos, pensar y hacer inteligible y efectivo el tránsito de la ética a la política prefigurando un horizonte utópico. No obstante, lo que deseo exponer en estas breves líneas es solamente algunas cuestiones y reflexiones a partir del aprendizaje del diálogo** entre dos grandes intelectuales amigos, Octavio Paz y el filósofo greco-francés Cornelius Castoriadis.

Una cuestión sobremanera importante tiene que ver con la participación de los intelectuales en la “instauración de la democracia”, la cual, en su sentido profundo, “es el régimen de las opiniones y de la crítica”. El escritor, el poeta, el filósofo, el historiador, al exponer sus opiniones y hacer comprensibles sus reflexiones y críticas a través del diálogo entre contemporáneos, contribuyen a la instauración de la democracia.

Asimismo, el ejercicio de una libertad responsable consistiría en la afirmación de la responsabilidad como el contenido de la libertad (ser libre implica eminentemente ser responsable), así como la afirmación de puntos de vista divergentes.

Pienso que estos elementos – descritos aún en ideas generales esbozadas a partir de mi admiración por la obra del gran escritor mexicano – son imprescindibles para la configuración de un sentido razonable de libertad en democracia; en especial en una sociedad como la nuestra cuya convivencia social ha sido herida de muerte, y necesita entonces que los pensadores e intelectuales de diversa índole asuman un principio ético de responsabilidad ante un pueblo como el nuestro que ha decidido ser sujeto de su historia.

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*Octavio Paz, El laberinto de la soledad, Postdata y Vuelta a El laberinto de la soledad, México: FCE 1993, p. 188.

**David Noria, Cornelius Castoriadis y Octavio Paz: reflexionar sin desfallecer y vivir por la belleza, en zonaoctaviopaz.com

https://www.facebook.com/notes/691542361714263/

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Escrito por Euclides Antonio Dueñas Averanga***, enviado a la Escuela Crítica de Filosofía Política en Bolivia, y publicado el 24 de mayo de 2020.

***Ensayista, profesor normalista de Filosofía y Psicología, egresado tesista de la Carrera de Lingüística e Idiomas, y cursante de 4to año de la Carrera de Filosofía.


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