“Todos manosean al pueblo” Una dosis de realismo al estilo Galindo

 


Esta no es la primera vez que mencionamos[1] a María Galindo, al MAS, a Página 7 y a Rafael Archondo; y también son muchos los aspectos que se pueden analizar sobre la Barricada al candidato a la Vicepresidencia, David Choquehuanca. Lo interesante es que cada intérprete rescata lo que más le llama la atención o lo que más le conviene.

Por ejemplo, Página 7 (a través de Archondo) “rescató” 16 puntos de una entrevista que duró casi dos horas; en realidad apuntó 16 debilidades de su declarado adversario político, dejando de lado aquellos aspectos en los que la entrevistadora más insistía: la perspectiva feminista respecto a las políticas anteriores y actuales del MAS.

Las barricadas de Galindo, cuando se las hace a políticos, se convierten en unas dosis del más crudo realismo, el cual nosotros –como electorado– deberíamos acostumbrarnos a tener, es decir, a cultivar la desconfianza y el escepticismo en quienes pretenden que les obsequiemos nuestro voto.

“No me la cuente don David, no soy sonsa, tráteme con respeto” fue la manera de frenarle la retórica electoralista. No en vano el programa se llama No nos maten por una silla; ciertamente la silla significa un escaño, un cargo, un puesto, un contrato, una licitación, etc., por la cual la gente de a pie vive o muere, mientras que lo único que les interesa a los políticos es capturar la silla.

Aquí anotamos algunos puntos centrales de la entrevista que no fueron mencionados por el periódico de la familia Garafulic: a) los privilegios de la Iglesia Católica y de las iglesias cristianas; b) la inexistencia de un Estado laico; c) la permanencia o no de la policía y de las fuerzas armadas; d) la incredulidad en las instituciones (ejecutivo, legislativo, judicial y electoral); e) el fascismo del gobierno actual; y f) la disputa entre Evo y Choquehuanca por una mujer (actualmente la mayor preocupación periodística de Archondo y Raúl Peñaranda).

Galindo también abordó temas sociológicos que merecen ser estudiados y debatidos: el arribismo de los hombres aymaras, el significado del servicio militar en el mundo andino, el racismo erótico, y si un aymara como Choquehuanca tiene la capacidad de gobernar a los pueblos de tierras bajas. En definitiva, fueron manifestaciones concretas de los dilemas de la modernidad y la convergencia (y divergencia) de distintas temporalidades y miradas culturales en la Bolivia del siglo XXI.

Rescato la particular manera en que Galindo practica el realismo político: “la palabra pueblo la maneja todo el mundo, todos manosean al pueblo”; “recuperar la credibilidad de las instituciones es cuento viejo”; “[el discurso electoral] son palabras al aire”; “más sé por vieja y luchadora que por académica”; “yo desconfío de usted”, etc.

“El voto por el MAS es una forma de evitar el fascismo” pero está claro que no hay escarmiento por lo sucedido desde noviembre a la fecha (los momentos más nefastos de la historia del país), solo quieren volver al peguismo. “De todas las opciones es uno de los males menores” pero “han perdido la confianza de la gente”.

La lección del realismo político es que los discursos electoralistas, el debate ideológico, las luchas trascendentales y la teatralidad del mundo político, son justamente eso: teatralidad; al final de cuentas la política no es política, es politiquería. Todo es un juego más o menos serio entre cuates del cole, del vecindario o de la u; todo es charlable; los enemigos de hoy son los aliados de mañana, y viceversa.

__________

Escrito por Javier García Bellota**, enviado a la Escuela Crítica de Filosofía Política en Bolivia, y publicado el 27 de septiembre de 2020.

*

**Estudios en Derecho, Filosofía y Ciencia Política. 

https://www.facebook.com/notes/662449254647057/

Comentarios

Entradas populares